Pedir permiso
Puedes, si quieres, darme el permiso para acompañarte en este viaje a través del Yoga.
Porque ofrecer ayuda cuando no se pide, puede ser una intromisión en el proceso de transformación de cada persona. Todos tenemos nuestra cadencia, como la metamorfosis de una oruga, no se puede forzar. La nuestra tampoco, todos tenemos la capacidad y la responsabilidad de hacernos cargo de nosotros mismos.
Convierte este momento, en una oportunidad para un nuevo aprendizaje. He constatado en el mundo de la espiritualidad, que solo pedimos ayuda cuando realmente estamos preparados, abiertos y dispuestos de manera consciente para entender y resolver algo que consideramos importante en nuestra vida.
Solo de esta manera podemos comprometernos a estar atentos y soltar. Atrevernos a decir no y a ser y disfrutar de nosotros mismos. Aceptarnos y respectarnos, como en la esencia divina que soy. Encontrar nuestra motivación personal, para seguir practicando Yoga dentro y fuera de la sala.
Encontrar el sentido de vida y afianzarlo, desde la sonrisa, la alegría, el amor y la paz. Si estas leyendo este texto, gracias por haber llegado hasta aquí, porque no existen maestros sin alumnos dispuestos a aprender.